Mar del Plata: no tan feliz
La inminente llegada del presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, a la ciudad de Mar del Plata, ha cambiado la vida de todos los marplatenses, y ha dirigido la mirada del mundo (una mirada no de interés, sino temerosa) hacia la perla del Atlántico. En estas últimas semanas, los vecinos de la ciudad marítima han observado, atónitos, como las bandadas de agentes de seguridad superaban en número a las de gaviotas. Una ciudad tranquila se ha convertido en el escenario de un colosal operativo de seguridad, en el epicentro de un enfrentamiento ideológico, y en un lugar indeseable (momentáneamente) para sus habitantes. En lugar de “La feliz”, por unas semanas será más acertado llamarla “la preocupada”, “la agitada”, “la enrarecida”.
Considerando el excesivo control policial, así como la amenaza que para muchos presupone la “anticumbre”, a pesar de que sus organizadores hayan declarado que se manifestarán pacíficamente, no resulta sorpresivo que los vecinos de Mar del Plata se sientan molestos. Los agentes de seguridad de los Estados Unidos, junto con la policía, efectúan exhaustivos controles a locales, negocios, calles, y también a los transeúntes, quienes se sienten invadidos. Saben que durante el 4 y 5 de este mes, cuando se lleve a cabo la IV Cumbre de las Américas (en simultaneidad con la III Cumbre del Pueblo, comúnmente denominada la “anticumbre”) estarán sitiados en su propia ciudad. Ya se ha decretado asueto para el jueves y el viernes, y además las escuelas que se encuentren dentro de la zona céntrica de la otrora “feliz”, no dictarán clases durante toda la semana próxima.
A raíz de esto, habrá un éxodo masivo de marplatenses hacia otras ciudades cercanas. Las empresas de turismo han explotado con astucia esta situación, y hoy es moneda corriente ver en los diarios de Mar del Plata avisos que sugieren “escápese del agobio de la cumbre”.
Como si todo esto fuera poco, se ha instalado en nuestro país el clima de terror tan propio de los estadounidenses (aunque, por supuesto, no es para nada infundado). Gran cantidad de usuarios de Internet han recibido en este mes una cadena de correo electrónico que sugería a los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires que no utilizarán el servicio de subterráneos, ya que había grandes probabilidades de que éste fuera víctima de un atentado terrorista. Además, en Mar del Plata, esta semana se evacuaron quince establecimientos, en su mayoría escuelas, a causa de amenazas de bomba.
Más allá de las cuestiones de seguridad, inevitables por tratarse de la visita de quien es quizás el hombre más poderoso del planeta, la visita de Bush suscitó una serie de respuestas que suenan más fuerte que el mar embravecido en las noches marplatenses, y que cubren todo el espectro de los hechos insólitos. La “anticumbre” será una organización con planteos legítimos y coherentes, como el repudio a la guerra en Irak o el pedido de un sistema económico mundial más equitativo, junto con el repudio al ALCA, pero existen otros grupos y personalidades que se han plegado a la protesta con argumentos contradictorios.
Maradona, por ejemplo, encabezará la marcha de la “anticumbre” como abanderado. Una decisión poco acertada por parte de los organizadores de esta protesta, ya que restan seriedad a sus reclamaciones. La controvertida leyenda del fútbol se pliega a protestas anticapitalistas y se autoproclama en favor de ideales de izquierda, mientras desarrolla actividades puramente marketineras, como su programa de televisión.
Los docentes, por su parte, repudian la llegada de Bush llamando a un paro. Resulta completamente contradictorio defender la autonomía de los pueblos suspendiendo días de clase. Se busca evitar la subordinación de las Naciones pero, paradójicamente, se suspende la educación, que es la más poderosa herramienta contra el sometimiento, hermano de la ignorancia. Como protesta, podrían enseñar a sus alumnos durante esas jornadas qué es lo que en verdad se está debatiendo entre los primeros mandatarios de América, qué significa el ALCA y cuáles son las causas y consecuencias de la integración económica. Tratando de no influir en ellos, podrían llevarlos hasta la reflexión, tras la correcta información.
A causa de la revuelta ideológica y de seguridad que han traído aparejada los preparativos para esta cumbre, la mirada de los argentinos se ha vuelto hacia fuera una vez más. De no ser porque muy recientemente hemos atravesado por un proceso electoral, nuestros ojos estarían completamente volcados hacia el exterior. Se debe dar a la Cumbre de las Américas la importancia que representa, que no es poca, pero en un correcto enfoque. Casi nulos son los argentinos que saben qué es lo que va a discutirse en esta reunión. Poco también se habla del resto de los primeros mandatarios que visitarán nuestro país y de sus circunstancias. La información se ha empobrecido, y para la opinión pública, la Cumbre se ha transformado en un sinónimo del arribo de Bush. Se protesta por la excesiva importancia que se le da a esta visita, a una sola persona dentro de una Cumbre, pero con esto sólo se refuerza la misma idea que se repudia. Es preciso que nos informemos de lo que es en verdad trascendente, y no nos dejemos engañar por cortinas de humo, que jamás son casuales ni inocentes.
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