martes, octubre 18, 2005

Elecciones

Hablan mucho ¿Dicen algo?

Faltan apenas días para los comicios electorales que se llevarán a cabo el 23 de este mes en todo el país. La campaña se vuelve cada vez más intensa, las palabras van y vienen en un torrente cada vez más caudaloso. Pero cabe preguntarse: ¿Existe un genuino intercambio de ideas? En verdad, la forma en la cual cada candidato busca diferenciarse de los demás no es a través de sus propuestas. Lo hacen resaltando los errores del otro, demonizándolo y hasta insultándolo. Así, la profundidad del debate es casi nula, y la reemplazan eternas referencias a la “nefasta década del 90’”, o vulgares juegos de palabras, como la propaganda en la que Ricardo López Murphy cuenta que “Duhalde lo puso a Kirchner. Kirchner puso a su mujer y de esta manera se la puso a Duhalde. Duhalde entonces le puso la suya”. Luego, como broche de oro, da su argumento, explicando por qué debemos entregarle nuestro voto. ¿Para que proponga leyes con las cuales mejorar la educación? ¿Para terminar con el flagelo de la inseguridad? No. “Para terminar con este quilombo”.

La riqueza que existía en los debates políticos parece haberse perdido para siempre. Lamentablemente, ya no sucede como cuando nuestros próceres discutían en largas epístolas sus ideas, de modo febril aunque siempre cordial. Pareciera que ya no existe lugar para un debate ideológico e intelectual. La mayoría de los ciudadanos hoy no votan por identificación con la ideología de un candidato, sino por oposición a aquel que le produce rechazo. Y esto es lo que busca generar cada aspirante a una banca en el Congreso o en la Legislatura: repulsión hacia sus competidores. La discusión es completamente pobre y maniquea, y cada político se sitúa en una actitud mesiánica: él o ella es quien nos salvará, el resto son todos estafadores y mentirosos.

Es importante aclarar que la poca responsabilidad cívica de los votantes tampoco ayuda. La gran mayoría de ellos no se informa acerca de los candidatos, y vota por simple simpatía o “al voleo”. Entonces, el debate ideológico no es exigido por parte del pueblo. Tras el “que se vayan todos” de 2001, la sociedad se fue aplacando hasta volver a dormirse en un sueño político tan profundo como el que existía en la década del 90’. Causa tristeza darnos cuenta de que volvimos al mismo letargo, y ya no presionamos a la clase política de la misma forma. Por eso, ellos nos devuelven este debate (si es que así puede llamárselo) superficial y vacío de contenido.

Es necesario volver a interesarse por quienes nos representan, de manera que los candidatos se vean obligados a enriquecer la discusión, para volver a tener una vida política sana y con posibilidades de verdadero progreso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y que decir Gi, los políticos de este país tienen la política de crear un pueblo lo más ignorante que puedan para que ellos, los "vivos", puedan asumir con impunidad al poder y llenen sus bolsillos (y el de sus familiares,y las cuentas en los bancos Suizos etc...).
Que el presidente haga las cosas bien, no lo creo y no me gusta como se maneja y como nos hace quedar a los argentinos.
Que Duhalde es dueño de la provincia, es el titiritero el dueño de ese gran circo no caben dudas.
Y bueno a diferencia de los ´90 creo que hoy estamos mucho peor, por lo menos en aquella época había estabilidad, ahora que se hayan robado "todo" es también mentira; ahora siguen robando lo poco que les dejaron.
...Tendremos que elegir si nos gusta más la candidatura de quien salta el charquito, de quien tiene un spot a cara de perro es parte de esta ignorancia que se ha creado...
Besos...

Anónimo dijo...

excelente la nota coincido mucho con vos y me encanta tu forma de escribir