lunes, abril 10, 2006

ARTE: Marc Chagall

Los colores de la tradición

Marc Chagall tal vez sea el pintor más representativo dentro del judaísmo, además de ser uno de los artistas más reconocidos del siglo XX. Su vida transcurrió entre Rusia y Francia, y su obra toma elementos de estas dos tierras: su Rusia natal le transmitió elementos del expresionismo, y Francia, que lo vio crecer, le legó el cubismo. Además, sus obras también están impregnadas de elementos claramente surrealistas.

Nació en Vitebsk, Rusia (actualmente Bielorrusia) un 7 de julio de 1887, pero en su adolescencia su familia se mudó a la ciudad que, en ese momento, era el epicentro del mundo artístico. Todo escritor, pintor, escultor, músico, deseaba vivir en París, y Chagall tuvo el privilegio de educarse allí. Previo a mudarse a Francia, Chagall había recibido cuatro años de instrucción en artes en San Petesburgo. Continuó sus estudios en Paris, y cuatro años después volvió San Petesburgo, donde fue director de la academia de artes entre 1918 y 1919. Ese mismo año asumió también como director del Teatro Judío Estatal de Moscú, cargo que ocupó hasta 1922. Un año después, se radicó definitivamente en París (aunque viviría también en los Estados Unidos durante la década del cuarenta).

En sus obras, todas de gran virtuosismo, refleja la vida judía cotidiana en Rusia, de su añorada infancia. Claros ejemplos de ello son cuadros como “El judío orando” (que pueden observar en esta página) o sus múltiples retratos de violinistas, algunos incluso “sobre el tejado”, como también retrata la tan famosa (y entrañable) película.

Su estilo deriva de las tres corrientes ya mencionadas (surrealismo, cubismo y expresionismo), que se funden para darle una personalidad propia a su obra. Supo, además de conciliar los tres estilos, hacer también obras claramente definidas en uno de ellos (como el autorretrato que aquí se muestra, evidentemente cubista) todas ellas de gran virtuosismo.

Fue también muralista (su murales más famosos son los que decoran el vestíbulo del Metropolitan Opera House de Nueva York) y realizó los doce vitreaux que decoran el Hospital Universitario Hadassah, cerca de Jerusalem, cada uno con una escena diferente de la Torá. Además, ilustró clásicos de la literatura como “Las almas muertas” de Gogol y las fábulas de Jean de la Fontaine. Murió en el 28 de marzo de 1985 en el sur de Francia (Saint Paul de Vence), y nos dejó un hermoso legado artístico (el cual recientemente pudimos apreciar en la muestra que le dedicó el Centro Cultural Borges) que se suma a la vastísima y milenaria cultura judía, en continuo crecimiento, así como también se inscribe en la historia de las vanguardias del siglo XX.

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